Escribir un libro

Conseguimos terminarlo, editarlo y hacer una presentación. La importancia de cerrar, sabiendo que nuevos desafíos nos esperan, a nosotras como compañeras de trabajo y a cada una en su propio camino.

Ejercitamos la práctica de la escritura para dar cuenta de una experiencia y algunas reflexiones elaboradas a lo largo de varios años. El tiempo que nos brindó el confinamiento a causa de la pandemia fue un cuenco que nos dio un gran impulso.

Quedaron temas por escribir, quizá tengan su oportunidad. O tal vez las ideas vuelen por otros rumbos. Por lo pronto, ahora es un momento para la pausa y la perspectiva.

En la presentación, junto con Adriana e Inka, quien colaboró con el capítulo de comunicación.

Encierros

paso al escondite

Amsterdam, 4 de agosto 2022

Habíamos elegido entradas para visitar la casa de Anna Frank en un día especialmente significativo, aunque eso no lo sabíamos al momento de reservarlas en línea desde Bariloche. ¿Será por este aniversario que hay tantas personas hoy? nos preguntamos con mi hija.

La multitud contribuyó a que el recorrido por el escondite -la casa de atrás- fuera especialmente denso. Espacios pequeños, oscuros, una ambientación muy bien lograda para que los visitantes podamos vibrar algo del espanto.

Amsterdam, 4 de agosto 1944

En la mañana, oficiales de policía entran en el edificio de Prinsengracht 263, des-cubren el anexo secreto y arrestan a sus ocupantes. Solamente Otto Frank, el padre de Anna, volverá de los campos de concentración.

Buenos Aires, 4 de agosto 2015

Hace exactamente siete años mamá nos escribía uno de sus últimos mails; hoy lo encontré revisando escritos de mi biografía, en un intento por repasar lo vivido a nivel familiar en estos últimos días y años.

No sé con qué me voy a encontrar decía en ese correo en relación al estudio neurocognitivo que venía resistiendo. Puedo suponer mucho dolor vivido en soledad y silenciado. Escondido, de sí misma y de los demás.

4 de agosto, una fecha y diferentes hechos que se relacionan en mi pensar. Quizá estimulada por la conversación con mi hija, mientras almorzábamos exquisita comida vietnamita al terminar la visita al museo-casa Anna Frank. ¡Cuantas personas viven actualmente en situación de encierro y pavor, por cuestiones políticas y sociales, pero también por los estados a los que tantas veces lleva la enfermedad, especialmente la enfermedad mental!

Los padres muertos

Hace muy poco leí una publicación en Instagram con la que resoné desde lo más profundo; llevaba este mismo título.

https://www.instagram.com/p/Cen_2YWuDKv/?igshid=MDJmNzVkMjY%3D

La muerte física de papá hace una semana, desencadenada por un Long Covid, fue veloz pero no me sorprendió. Estaba muy debilitado en el último tiempo, y los días anteriores a su internación noté una variación en sus emociones: el enojo se impuso por sobre el abatimiento y la tristeza. Un enojo que potenció algunos de sus rasgos de personalidad (obsesiones, intolerancia) a un punto que imagino puede haberlo asustado. Hace un tiempo me había dicho que temía por su salud mental, agobiado por tanta molestia física debida a la psoriasis que desarrollo en paralelo al agravamiento de la enfermedad neurológica de mamá y el dolor asociado a todos estos procesos que atravesaba. Y que atravesamos como familia.

«Me tendría que haber dado la cuarta dosis» repetía aquel último martes que estuvo consiente y que alcancé a compartir con él en UCI; antes que el cuadro se agravara y hubiera que sedarlo para ponerle respirador mecánico. «Todos los médicos te lo desaconsejaron papá, entiendo que el Covid hoy no se ensaña tanto si no es porque hay una base que lo aloja…» ensayé como respuesta tratando de suavizar su arrepentimiento, vano, al tiempo que habilitar la palabra sobre su «verdadera» dolencia.

Le hice masajes con vaselina como me pidió, conseguí aminorar el impacto de la luz fluorescente 24 hs con unas servilletas de papel mojadas sobre sus ojos (el protector ocular que compre en la farmacia de la esquina era difícil de colocar entre los elásticos de la cánula de alto flujo de oxigeno) y cuando me quedé sin recursos para aliviar su infinita incomodidad y dolor físico apareció ella.

La música es ese segundo latido que no podría faltar en mi vida, porque como decía Chingolo Casalla, la vida sería un engaño sin ella. Música que me hicieron amar mis padres desde pequeña, y que nunca faltaba en la casa infantil; lo que se escucha, potencia que contrarresta la debilidad de mi visión física. Vocación marcada.

«¿Escuchamos un ratito de música? hoy así nomás, desde el celular, para mañana trato de conseguir un parlantito bluetooth. ¿Qué te gustaría?»

No dudo un instante y una suave sonrisa apareció en su rostro cuando sonaron los primeros acordes del Nocturno Nº 2 en Mi bemol mayor de Chopin.

«¡Qué delicia!» Me quedo con esas palabras y esa suavidad momentánea del gesto.

¡Buen viaje Pa! Gracias por todo, y también por la dignidad de esta muerte.

Corresponsales de urgencia. Dispositivo en Pandemia, algunas reflexiones. Por Mariana Trocca.

Comparto estas reflexiones sobre una de las experiencias en que estoy involucrada en esta pandemia.

En el margen.

Fotografía, Gina Piva.


El oficio de la palabra, más allá de la pequeña miseria y la pequeña ternura de designar esto o aquello,es un acto de amor: crear presencia. Roberto Juarroz.

Mi agradecimientoa Helga Fernandezporla invitación a escribir estas líneas para la secciónCorresponsales de urgenciade la Revista En el margen, a propósito de una tarea que junto a un equipo de analistas y amigos iniciamos hace un par de meses. Su invitación me permite compartir en este espacio algunas reflexiones que me llevan a intentar dar cuenta de una experiencia nuevaen el campo denuestra praxis. Tal vez sea también ocasión propiciapara generar un intercambio con otros analistas acerca de un tema del que no tenemos saber referencial que nos oriente.

Enel ámbito de un sanatorio, tuvimos oportunidad de poner en marcha un dispositivo de seguimiento telefónico diario con personas derivadas a una unidad extra hospitalaria (ex hotel)…

Ver la entrada original 1.769 palabras más

Cuerpos presentes

Ayer cerramos el primer tramo de clases de este cuarto año del taller de Teatro Social que coordinamos junto con Alicia Tealdi en El Brote.

Propusimos evaluar lo hecho hasta el momento y proyectar el deseo para la segunda mitad del año. La actividad fue planteada desde la expresión corporal, plástica y escrita. Hubo un importante compromiso personal en lo manifestado por cada uno, en un clima de silencio profundo y gran emoción por los logros.

20180531_181734-001

Hay un proceso. En este grupo hay una mirada, un recibimiento. Mi cuerpo acusa recibo, mis emociones también.

Tengo un cuerpo, puedo moverlo. Antes estaba disociada. Sufrí abuso de chica, siempre negué mi cuerpo, poder aceptarlo es todo un trabajo. Hay cuerpo!!

Poder experimentar el equilibrio, que es algo que me cuesta tanto…

Lo compartí con mi familia inclusive, la conciencia que experimenté de todo el espacio que ocupamos, nuestro atrás, lo que no vemos.

Libertad, muuucha libertad. Expresarme así no es algo que haya experimentado demasiado en mi vida.

Yo, aunque no sea del teatro, puedo actuar.

Me emociona una persona mayor que se ponga en nuestro lugar (E. tiene 27 años y se refiere a J. de 70)

Alegría es lo que siento cada jueves cuando voy a trabajar. Gracias!

El cauce profundo

Ayer fue una plácida tarde de consultorio. Afuera estaba todo nevado lo cual hacía que adentro hubiera mucha más luz de la habitual. Los reflejos son distintos con la nieve, de hecho un zorzal se golpeó varias veces contra el vidrio atraído por su propia imagen, cosa que no suele suceder en esa ventana.

El camino es como una zanja que te recorre. Daniel está emocionado por los anhelos que se concretan. A veces te distraes, das vueltas, pero la zanja está ahí. 

20180416_182824-001
Río Ñirihuau

Hay una perfección que si la hubiese querido orquestar no hubiese podido. Y aparece porque logré correrme. Emocionada Melisa reflexiona de esta otra manera al observar sus propios logros. Finalmente se siente viva y con mucho para dar.

En la vida andamos muchos senderos. La zanja es un cauce profundo. Alegría y gratitud no tardan en manifestarse cuando estamos allí.

Sorpresa

20180505_160019-001Una de las sorpresas que trajo la casa nueva fue la gran cantidad de fruta que me permitió recolectar a lo largo del verano y el otoño. Lo último fueron los membrillos, cydonia oblonga, cuando ya las fuertes heladas me apuraron a agitar fuertemente el árbol y protegerme de la lluvia de fruta que pesadamente cayó tac tac tac tac golpeando sobre el pasto  y hasta rodando paredón abajo hacia el patio.

Pude hacer pastel, jalea, compota y regalar kilos de membrillos y algún frasco de jalea! Quedó para el año que viene el desafío de probar la receta para hacer el dulce duro, ese tan rico que siempre me gusta tener en la heladera para preparar un veloz postre vigilante.

Mi amiga Gaby me pasó su receta, dice que probó varias y esta es la que mejor le resultó. La comparto:

Pelar los membrillos, partirlos en 4 y sacarles el centro (semillas y portasemillas). Cáscaras y semillas van a una bolsa de tela bien cerrada con un nudo. Poner en la olla los cuartos, la bolsa de tela y abundante agua, cubriendo dos dedos sobre la fruta.

Hervir y colar cuando la fruta esté blanda. Queda agua por un lado y pulpa por el otro. La pulpa se pasa por cedaso o colador de forma que quede un puré homogéneo. Pesar y agregar la misma cantidad de azúcar. Colocar a fuego suave y revolver, revolver y revolver hasta que al pasar la cuchara por el fondo de la olla se separe por un instante. Cuenta Gaby que su abuela decía hasta que puedas escribir tu nombre al fondo de la olla. Se pone en un molde y listo! Con el agua se prepara jalea, con la misma receta que la de manzanas.

Vivir en el borde

 

 

Un viaje familiar me llevó en estos días a Chiloé, al sur de Chile. Hermosa isla, cuya historia se extiende lejos, muy lejos.

Visitar Chiloé nos invitó a quedarnos un buen rato contemplando los palafitos.

DSCF8960-001
Palafitos de Gamboa, Castro, Chiloé

Casas de madera, coloridas, construidas sobre pilotes de madera de luma, en las costas de las entradas  tranquilas del mar.

Los palafitos son viviendas del borde, construidas en una franja que alterna entre la tierra y el agua. Tienen el patio mirando al mar y un puente que las une a la tierra. En Chiloé se comenzaron a edificar en los puertos a fines del siglo XIX cuando campesinos agricultores migraron a la ciudad debido a una plaga que afectó seriamente la producción de la papa, uno de los principales cultivos de la zona. Allí se instalaron entonces, comenzando a pescar y mariscar cuando bajaba la marea. Los palafitos de Gamboa son de los pocos sobrevivientes al terremoto y maremoto de 1960.

Observando, la pregunta me aparece sin dilación: son firmes? requieren mantenimiento? La cuestión de los apoyos.

Dónde estamos apoyados? Sobre qué pilotes nos armamos para la vida?  Con cuáles construimos nuestros hogares? Qué pasa cuando alguno de los soportes se empieza a debilitar?

Cambiar o aferrarse.

A lo largo de la vida enfrentamos diferentes desafíos. Hay momentos de estabilidad y otros de borde… a veces es casi un abismo. Es posible que haya pilotes que permanezcan y otros que sea necesario cambiar. El discernimiento es la herramienta que nos permite ser capaces de establecer esa diferencia. Cultivemos el discernimiento!

 

 

Psicoterapia antroposófica

Ayer terminé con el proceso de certificación como psicoterapeuta antroposófica. Siento una profunda emoción! Tengo una nueva responsabilidad: arropar lo que he recibido, transformarlo y brindarlo. En mis propios actos y palabras.

«Qué es la antroposofía?» me preguntan.

Conocimiento acerca del ser humano y la humanidad.

En el siglo XXI, la tarea de dar sentido y orientación a la vida ha pasado de la religión y la tradición cultural a manos de la persona. Hemos llegado al núcleo de nuestra propia existencia. Tenemos que darnos las propias directrices para nuestro hacer y pensar, si no queremos perdernos en lo que nos ofrece el mundo material.

Siento responsabilidad con libertad. Es con mis propias palabras.

Agradezco a todos aquellos que semana a semana vienen a la consulta y se disponen a abrirse para bucear en sus propias directrices. Acompañarlos es una hermosa tarea.

Si quieres saber un poco más sobre antroposofía, te sugiero empezar por aquí https://www.goetheanum.org/?L=3